domingo, 1 de junio de 2014

LUMBALGIA,CAUSAS,SINTOMAS Y TRATAMIENTO:

¿Qué es la Lumbalgia?

Se define la lumbalgia como el dolor, de cualquier causa, en la zona del dorso, desde las últimas costillas hasta los pliegues glúteos. El dolor lumbar es muy frecuente; ocho de cada 10 personas padecen alguna vez al menos un episodio en su vida.
Es la principal causa de invalidez en las personas con edades comprendidas entre los 19 y los 45 años, y la segunda causa más frecuente de pérdida de días de trabajo por incapacidad en los adultos menores de 45 años (después del resfriado común).
El dolor lumbar se hace más frecuente a medida que se envejece. Afecta a la mitad de las personas de más de 60 años en algún momento. Su incidencia económica es considerable. De este modo, aunque el dolor lumbar rara vez es producido por enfermedades con riesgo mortal, es un problema de salud importante. Sin embargo, el número de lesiones en la espalda originadas en el lugar de trabajo está descendiendo, quizá porque existe un mayor conocimiento del problema y las medidas preventivas han mejorado.
La columna vertebral está constituida por los huesos de la espalda (vértebras), que están separados y protegidos por discos de cartílago que amortiguan los choques. Las vértebras también están cubiertas por una capa fina de cartílago, y se mantienen en su sitio por ligamentos y músculos que ayudan a estabilizar la columna vertebral. La médula espinal se encuentra rodeada por la columna vertebral. A lo largo de toda la médula espinal, los nervios espinales salen por los espacios localizados entre las vértebras y se conectan con otros nervios en todo el cuerpo. La parte del nervio espinal más próxima a la médula espinal se denomina raíz nerviosa espinal. Debido a su posición, las raíces nerviosas espinales pueden ser comprimidas cuando Ia columna vertebral es lesionada, lo cual produce dolor.
La parte inferior (lumbar) de la columna vertebral consta de cinco vértebras. Conecta el tórax con la pelvis y las piernas, y proporciona movilidad para girar, inclinarse y agacharse, además de fuerza para estar de pie, caminar y levantarse. De este modo, la región lumbar está implicada en casi todas las actividades cotidianas. El dolor lumbar limita o impide estas actividades y altera la calidad de vida.

 

Tipos de lumbalgia:

Podríamos dividir los tipos de lumbalgia en dos grandes grupos:

Lumbalgia específica:

Aquella en la que se llega a conocer la causa, lo cual sucede únicamente en el 20% de los casos. En el 5% de los pacientes, el dolor lumbar es síntoma de una enfermedad grave subyacente. Estas son las causas que se deben descartar en el servicio de urgencias.
En el 15% de los casos se trata de una alteración específica de la zona no grave.
A continuación se citan diferentes ejemplos de causas de dolor lumbar, que son enfermedades específicas con un tratamiento a su vez determinado:
  • La osteoartritis (artritis degenerativa) produce un deterioro del cartílago que cubre y protege las vértebras. Se cree que este trastorno se debe en parte al desgaste y el desgarro producidos por años de uso. Los discos localizados entre las vértebras se deterioran, estrechando los espacios y comprimiendo las raíces nerviosas espinales, y a veces se desarrollan proyecciones irregulares de hueso en las vértebras, que también comprimen las raíces nerviosas espinales. Todos estos cambios pueden producir dolor lumbar y rigidez.
  • En la osteoporosis disminuye la densidad ósea, provocando que los huesos sean más frágiles (más propensos a fracturarse). Las vértebras en particular son susceptibles a los efectos de la osteoporosis, lo que a menudo causa fracturas por aplastamiento (compresión), que pueden originar un dolor de espalda intenso y súbito, y compresión de las raíces nerviosas espinales (que pueden producir un dolor de espalda crónico). Sin embargo, la mayoría de las fracturas debidas a osteoporosis se producen en la parte superior y media de la espalda y causan dolor en esas zonas más que en la región lumbar.
  • Hernia o disco roto o herniado. Cada disco tiene una cubierta resistente y su interior es blando y gelatinoso. Si un disco es comprimido repentinamente por las vértebras que se encuentran por encima y por debajo de él, se puede desgarrar la cubierta (rotura), lo que causa dolor. El interior del disco puede abrirse paso por el desgarro de la cubierta, de modo que parte de su interior sobresale (se hernia). Esta protuberancia puede comprimir, irritar y hasta lesionar la raíz nerviosa espinal contigua a esta, lo que origina más dolor.
  • La estenosis vertebral (estrechamiento del canal medular, que atraviesa el centro de la columna vertebral y contiene la médula espinal). La estenosis vertebral, que en las personas mayores es una causa frecuente de dolor lumbar, se puede producir en personas de edad madura que tienen el canal medular estrecho de nacimiento.
El dolor referido (que se origina en otros órganos o partes del cuerpo) tiende a ser profundo, molesto, constante y relativamente generalizado (difuso). De manera característica, el movimiento no lo afecta y empeora durante la noche. Se puede originar en otra parte del cuerpo, como los riñones, la vejiga, el útero o la próstata, pero se siente en la parte inferior de la espalda.

Lumbalgia inespecífica:

Constituye el 80% restante. En estos casos no se llega a identificar claramente la estructura que origina el dolor. Es un proceso benigno de duración limitada, aunque recurrente, más frecuente en adultos de mediana edad y en mujeres. Los factores que con mayor frecuencia pueden desencadenar el primer episodio son: coger cargas, adoptar posturas incorrectas, las vibraciones, un bajo nivel de satisfacción laboral, factores psicológicos y el estrés.
Desde el punto de vista práctico se puede clasificar la lumbalgia como aguda (aquella con menos de 7 días de evolución), subaguda (entre 7 días y 7 semanas) y crónica (más de 7 semanas).
Además, hay que tener en cuenta otras enfermedades muy frecuentes que pueden provocar dolor lumbar.

Diagnóstico de una lumbalgia:

El objetivo principal cuando se valora al paciente es descartar aquellas causas graves cuya manifestación clínica sea dolor lumbar y que, aunque son infrecuentes, pueden requerir tratamiento inmediato (traumatismos, infecciones, tumores...). Para ello, se realizará historia clínica y exploración física, poniendo especial atención en la presencia de factores de riesgo que hagan sospechar un origen grave del dolor, que son:
  • Edad mayor de 55 años.
  • Diagnóstico previo de cáncer.
  • Diagnóstico previo de enfermedad sistémica grave.
  • Antecedentes de traumatismo espinal.
  • Historia de cirugía reciente (espinal o no).
  • Infección crónica pulmonar, urinaria o cutánea.
  • Consumo de drogas por vía parenteral.
  • Historia de inmunosupresión (trasplante, VIH, etcétera).
  • Tratamiento prolongado con glucocorticoides.
  • Duración del dolor superior a un mes.
  • Ausencia de alivio con reposo en cama.
  • Aparición de incontinencia urinaria o fecal reciente.
  • Hallazgos exploratorios:
  • Fiebre inexplicada.
    • Pérdida de peso llamativa inexplicada.
    • Masa abdominal.
    • Alteraciones neurológicas como pérdida de fuerza en miembros inferiores, incontinencia urinaria o fecal...
En función de la presencia o ausencia de estos signos de alarma, se puede clasificar al paciente en:

Paciente con sospecha de patología específica:

Se debe iniciar el estudio con una radiografía simple y una analítica. En función de los resultados y la sospecha clínica, se realizarán otras pruebas diagnósticas. Respecto a las pruebas de imagen, según la sospecha se realizaran radiografías, TAC, resonancia magnética u otras más específicas.

Paciente con lumbalgia inespecífica:

Aunque los datos disponibles para establecer pautas de actuación clínica son incompletos, por la escasez de estudios bien diseñados, en ausencia de sospecha de una etiología grave del dolor no se recomienda la realización de estudios de laboratorio (hemograma, velocidad de sedimentación, bioquímica y analítica de orina), pruebas de imagen (radiografía, resonancia o TAC) ni otras técnicas diagnósticas durante el primer mes de evolución, incluso en pacientes con sospecha clínica de hernia discal.
La mayoría de las personas aquejadas de dolor de espalda mejorarán en el plazo de un mes, con o sin tratamiento, por lo que el manejo inicial de un paciente con dolor lumbar agudo sin factores de riesgo asociados debe ser conservador, con objeto de conseguir un alivio sintomático. En el caso de que no haya mejoría con un tratamiento adecuado en ese periodo de tiempo, debería replantearse el caso y realizarse las pruebas complementarias oportunas.

Tratamiento de una lumbalgia:

Según el tipo de lumbalgia se tratará de la siguiente manera:

Lumbalgia secundaria a patología grave o específica:

Debe tratarse la causa, con el tratamiento especifico.

Lumbalgia aguda inespecífica:

La medida principal durante la fase aguda ha sido tradicionalmente el reposo absoluto en cama; sin embargo, estudios han demostrado que el reposo en cama de más de dos días resulta más perjudicial con respecto al dolor y a la incapacidad funcional que la actitud activa, por lo que se recomienda reanudar cuanto antes la deambulación y las actividades habituales (con excepción de los trabajos físicos pesados). Es conveniente una reeducación postural orientada a evitar las actividades y posturas que desencadenan el dolor.
El tratamiento farmacológico se basa en los fármacos analgésicos (paracetamol), antiinflamatorios y relajantes musculares (estos últimos, no más de dos semanas).
A partir de la segunda semana, debe recomendarse ejercicio aeróbico suave y, a partir de la cuarta semana, ejercicios de flexibilidad y fortalecimiento del tronco.
Si persisten los síntomas más de 4-6 semanas a pesar del tratamiento conservador, o la intensidad aumenta durante el mismo, es necesario volver a valorar al paciente de forma completa, realizando pruebas diagnósticas y tratamientos específicos, si lo precisa.

Lumbalgia aguda inespecífica recidivante:

Se debe tratar el episodio agudo de la manera indicada. Existe evidencia moderada a favor del empleo de ejercicio físico aeróbico, de flexibilidad y fortalecimiento del tronco como prevención a largo plazo para reducir los episodios de lumbalgia aguda.

Lumbalgia subaguda inespecífica:

Una vez completado el tratamiento de la fase aguda, se recomienda no dejar más tiempo del necesario el tratamiento analgésico. El ejercicio combinado con terapia conductual (cuidar las posturas sobre todo) ha demostrado una moderada eficacia en estos casos.

Lumbalgia crónica inespecífica:

Cuando el dolor perdura durante más de 12 semanas (tres meses), se establece el diagnóstico de dolor lumbar crónico. En estos casos, si la exploración física permite descartar una patología grave, no se recomienda ningún método diagnóstico salvo que se sospeche una causa específica.
El tratamiento tiene como objetivo conseguir que el paciente  tenga una actividad física normal. Los programas de ejercicios y las terapias de conducta han demostrado su utilidad; sin embargo, la fisioterapia (calor o frío, corsé, láser, ultrasonidos) no se recomiendan en estos pacientes. Para el dolor, se debe pautar analgesia a intervalos cortos de tiempo; los antidepresivos y relajantes musculares pueden ayudar a controlar este síntoma.
Medidas intervencionistas, como la acupuntura o los corticoides epidurales o intra-articulares, no han resultado eficaces. En determinados casos debe valorarse la posibilidad de derivar al paciente a unidades del dolor, para seguir tratamientos a largo plazo.
La cirugía puede ser una opción para casos de más de dos años de lumbalgia crónica en los que hayan fracasado todas las medidas conservadoras y exista una enfermedad degenerativa discal de uno o dos niveles.
En el manejo de estos pacientes es así mismo fundamental la prevención de la incapacidad por lumbalgia, para lo cual son útiles las siguientes estrategias: poner igual énfasis en aliviar el dolor que en recuperar la función, recomendar a los pacientes que continúen activos, desviar los recursos a modalidades de tratamiento activas (evitar masajes, rehabilitación pasiva, reposo prolongado, acupuntura, etcétera, pues no hay evidencia de su eficacia).

Recomendaciones para la lumbalgia:

En caso de sufrir lumbalgia, los siguientes consejos te ayudarán a sobrellevarlo y calmar el dolor:
  • Realizar ejercicio de forma regular.

  • Dos tipos de ejercicios pueden ser útiles: ejercicios aeróbicos (como la natación) y ejercicios de estiramiento y fortalecimiento de determinados músculos (como hacer inclinaciones pélvicas y flexiones abdominales).

  • Evitar estar de pie o sentado durante períodos prolongados, así como las posturas o movimientos que generen dolor.

  • Mantener una buena postura cuando la persona está de pie o sentada.

  • Dormir en una posición cómoda sobre un colchón firme.

  • Aprender a levantar los objetos correctamente (doblar suficientemente las rodillas, de manera que los brazos se encuentren al nivel del objeto que va a ser levantado).

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